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Cartas a la Catrina



I
Siempre quise conocerte, saber cómo eres, cómo son tus ojos, verlos frente a frente, buscar tu alma en ellos y conocerte más y más y más. Muchos dicen que te han visto, ninguno coincide, todos te describen de mil maneras, pero nadie te conoce de verdad. Aquellos que lograron verte sólo por un momento viven llenos de temor, acobardándose cada día más por el miedo a volver a encontrarte en su camino.

Nunca he dejado de preguntarme ¿cómo es que alguien tan bella puede encarnar el temor más grande de los "hijos de Dios"?, ¿cómo pueden decir que eres mala si no te conocen? Sigo anhelando el día que te presentes, que nos encontremos cara a cara y saber si es cierto todo lo que dicen de ti, que pueda explorarte, que tus helados brazos me abracen, que me llenes de paz y alejes mis temores, que me hagas sentir seguro, que me enseñes la verdadera libertad, que me digas que todo estará bien y me brindes el amor que no he logrado encontrar.

Todos me dicen que hay muchas maneras de llegar a ti: un pazón, unas pastillas, un ritual, volar en mil pedazos, dejar de respirar, lenarme de plomo la cabeza..., no es mi estilo.

Prefiero esperar, ser paciente, añejar sentimientos, no importa cuánto tiempo pase, sé que llegará el día en que decidas venir a verme; no sé si habrá una señal, una visión, un aroma, una sensación o el simple sonido de tu voz llamándome, lo harás, el corazón me dice que lo harás, llegarás..., llegarás..., y entonces verán que esto no es una enfermedad, que no estoy loco por desearte así; descubrirán tu belleza y se enamorarán de ti como yo lo he hecho.

¡Qué les importa si no dejo de pensar en ti!, si no puedo dejar de adorarte; yo no los critico por adorarlo a él, por amarlo, por vivir como el lo mandó; daría lo que fuera por reunirme contigo, pasear frente a ellos y ver sus rostros llenos de tristeza y dolor por verme feliz.

No sé si algún día puedas leer esto, pero sé que llegará el momento en que te lo diré.
No permitas que la vida se me vaya esperandote. Ven rápido.


Tu más ferviente admirador
(siempre quise decir eso)

Comentarios

Arturo J. Flores ha dicho que…
Maextro:
Casi no rolo por acá. Craso error. Lo haré más seguido. Esta carta está llena de sentimientos. Debo confesar que yo al destinatario le tengo un poquito de rencor. Durante muchos meses se sentó en la orilla de la cama de mi madre, sin animarse a llevarla consigo. Y ella, mi madre, sufría por su indecisión. Desde mi catre, donde la cuidé en esas noches circulares e infinitas, le gritaba a esa persona de la que se considera usted fan que acabara con el tormento de mi jefecita.
¿Y sabes qué?
Un domingo por fin me escuchó.
Me cae bien, pero todavía le tengo un poco de recelo. Sé que cuando venga por mí la habré perdonado y nos abrazaremos como dos viejos conocidos.

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